Echábamos de menos la gran ciudad, y con Singapore tenemos una buena dosis.
Una burbuja impoluta, ordenada y bien pensada, Singapore es agradable, aunque la oferta de centros comerciales, restaurantes y puestos de comida puede ser abrumadora y el aire acondicionado a tope, helador.
Todo parece ser perfecto en Singapore, pero el exceso de normas puede ser agotador. Hasta el chicle esta prohibido, pues ensucia las calles y cruzar por el sitio incorrecto o fumar cigarrillos no comprados aquí supone una buena multa.
Un amigo de Elsa, Jérome, nos acoge en su casa y disfrutamos de su hospitalidad y el comfort durante una semana.
La verdad es que es una ciudad que parece fácil de vivir, sobre todo si se tiene dinero y te gusta comprar y comer a todas horas.
Pero un poco falta de historia y algo de rebeldía, pues casi todo gira alrededor de los centros comerciales y no parece haber nada que tenga más de 60 años.
Aprovechamos para comer bien y buen precio todo tipo de especialidades asiáticas a lo largo de los "food courts" que hay por toda la ciudad; tambien para hacernos un cine y un concierto (Soul Mate que ya vimos en Katmandu) y para comprarnos una cámara de fotos, que espero aprenda a usar pronto.
Seguramente echaremos de menos la eficencia y limpieza de Singapore, pero nos apetece "volver" a Asia.
Una burbuja impoluta, ordenada y bien pensada, Singapore es agradable, aunque la oferta de centros comerciales, restaurantes y puestos de comida puede ser abrumadora y el aire acondicionado a tope, helador.
Todo parece ser perfecto en Singapore, pero el exceso de normas puede ser agotador. Hasta el chicle esta prohibido, pues ensucia las calles y cruzar por el sitio incorrecto o fumar cigarrillos no comprados aquí supone una buena multa.
Un amigo de Elsa, Jérome, nos acoge en su casa y disfrutamos de su hospitalidad y el comfort durante una semana.
La verdad es que es una ciudad que parece fácil de vivir, sobre todo si se tiene dinero y te gusta comprar y comer a todas horas.
Pero un poco falta de historia y algo de rebeldía, pues casi todo gira alrededor de los centros comerciales y no parece haber nada que tenga más de 60 años.
Aprovechamos para comer bien y buen precio todo tipo de especialidades asiáticas a lo largo de los "food courts" que hay por toda la ciudad; tambien para hacernos un cine y un concierto (Soul Mate que ya vimos en Katmandu) y para comprarnos una cámara de fotos, que espero aprenda a usar pronto.
Seguramente echaremos de menos la eficencia y limpieza de Singapore, pero nos apetece "volver" a Asia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario